El golf se lleva a cabo en un entorno natural con el que interactuamos. Los campos siguen los principios de una buena práctica ecológica y desarrollo sostenible. Golf y medio ambiente; un tándem de éxito.

Estar comprometido con el medio ambiente significa demostrar una conciencia y responsabilidad medioambiental, demostrando cómo la buena gestión de los campos de golf beneficia al medio ambiente y a la comunidad. Y seguir haciendo de este deporte una actividad sostenible.

Los campos de golf de la Comunidad de Madrid tienen una extensión media de 78,6 hectáreas. Se estima que la extensión ideal de un campo de golf es unas 70 hectáreas, de modo que los campos de Madrid son de media algo más grandes de lo considerado lo mínimo por los diseñadores para un recorrido de 18 hoyos.

Son auténticos sumideros de CO2, debido a la presencia de zonas cespitosas, árboles y arbustos. En un entorno de 6 millones de habitantes como Madrid y con amplias superficies sin árboles, es muy importante crear sumideros para contrarrestar las emisiones de los vehículos y las calefacciones. Los campos ocupan una extensión de 1.800 hectáreas, por lo que el impacto en huella de carbono de los campos de golf de Madrid puede equivaler al de 15 parques de El Retiro.

Los nuevos campos de golf pueden ofrecer muchas de las mismas ventajas medioambientales que los campos ya establecidos siempre y cuando estén diseñados y construidos de acuerdo con los principios de una buena práctica ecológica y desarrollo sostenible.

En la Comunidad de Madrid es preceptivo presentar la Evaluación del Impacto Ambiental que garantiza el respetuoso compromiso con la preservación del medio ambiente durante la construcción, el desarrollo y la explotación de nuevos campos de golf.

Todos los esfuerzos son pocos si van encaminados a cambiar la forma de pensar que, durante años han tenido del golf sus detractores, fruto más del desconocimiento que de razones sólidas contra la práctica y desarrollo de este deporte. Poder transmitir a la sociedad sin temor que el golf no es un deporte elitista ni depredador de espacios naturales.