Las ciencias biológicas envuelven al golf y están presentes en los campos de golf, descubriendo especies de árboles y animales.
Los campos de golf se están convirtiendo en refugio de fauna donde algunas especies han trasladado sus nidos por la tranquilidad y seguridad de los mismos. Ejemplos como el águila real y la avutarda común, si bien existen otras especies de mamíferos, anfibios y reptiles.
Entre los lagos y ríos, entre la espadaña y las junqueras, es posible encontrar especies como el azulón, la focha, el porrón común, el zampullín y la gallineta.
Otra de las aves que frecuenta los campos, son los cernícalos y la perdiz roja.
Liebres, conejos, innumerables especies menores de roedores y anfibios forman la cadena biológica que poco a poco se va asentando en el entorno del campo de golf y que ayuda a enriquecer el espacio.
Respecto a la cubierta vegetal, ha aumentado y en algunos casos se han plantado miles de ejemplares. Es conveniente destacar asimismo el carácter regenerador de algunos campos que han sido construidos sobre vertederos y espacios degradados o baldíos y que con el paso del tiempo se han convertido en espacios verdes que sirven de cobijo a numerosas especies zoológicas.
Los campos de golf proveen condiciones de hábitat para la flora y la fauna. Es un hecho comprobado que la presencia de muchas especies está decayendo en su ubicación natural como consecuencia de la pérdida o degradación de su hábitat natural, la presión que ejerce la caza y los efectos de los pesticidas agrícolas.
En este aspecto, los campos de golf pueden servir como importantes santuarios respetando la fauna y flora autóctona conviviendo en perfecta armonía.
La naturaleza es la mejor maestra de la realidad y en un campo de golf significa entrar en contacto con ella durante algunas horas. Una simbiosis perfecta; la naturaleza, el golf y tú.