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El campo, el enemigo a batir

Cuántas veces olvidamos que competimos contra el campo, que la bola es redonda y el hoyo un déspota que puede domar al más intrépido. Ese y no otro es nuestro adversario. Un día cualquiera sales a jugar con la esperanza que será una buena jornada de golf y, de repente, rabazo tras rabazo, una bola fuera de límites, un mal golpe, el hoyo se mueve, el putt no entra…el campo parece como si se riera de ti. Al día siguiente vuelves, con las mismas ganas y, como el día anterior, te preparas igual; das los primeros golpes y son…buenísimos. La bola vuela y sigue volando hasta parar cerca de la bandera y el putt entra.

Cuántas veces olvidamos que competimos contra el campo, que la bola es redonda y el hoyo un déspota que puede domar al más intrépido. Ese y no otro es nuestro adversario.

Un día cualquiera sales a jugar con la esperanza que será una buena jornada de golf y, de repente, rabazo tras rabazo, una bola fuera de límites, un mal golpe, el hoyo se mueve, el putt no entra…el campo parece como si se riera de ti.

Al día siguiente vuelves, con las mismas ganas y, como el día anterior, te preparas igual; das los primeros golpes y son…buenísimos. La bola vuela y sigue volando hasta parar cerca de la bandera y el putt entra.

En España y en particular en la Comunidad de Madrid hay campos de golf extraordinarios, de diseños inteligentes que aprovechan los recursos naturales y en los cuales han dejado su impronta grandes nombres del golf como Javier Arana (CCVM), Jack Nicklaus (La Moraleja), Pepe Gancedo (remodelación La Herrería), Severiano Ballesteros (CCVM), José María Olazábal (Retamares), Manuel Piñero (La Dehesa) y Pepín Rivero (Olivar de la Hinojosa). 

Cuanto más tiempo lleves jugando al golf, más campos habrás visitado. Los hay de todo tipo; a orillas del mar que reciben el nombre de links, en referencia a las regiones de Escocia donde se inventó este juego (en inglés, link significa enlace o conexión, y estos terrenos eran la conexión entre la playa y las granjas). Otros en zonas desérticas. Muchos recorridos están festoneados con infinidad de árboles, otros no tienen casi ninguno y la vista se pierde en el horizonte.

La mayoría de campos cuenta con 18 hoyos, aunque algunos solamente tienen 9 y se dobla el recorrido para completar los 18 hoyos. Y el hoyo 19 es el bar del club, el lugar donde uno va a presumir de las jugadas del día, tomando bebida favorita.

Por lo general un campo de 18 hoyos suelen medir entre 5.00 y 6.500 metros y cada hoyo jugado será un par 3, 4 o par 5. Los pares 6 son extremadamente escasos, y están llenos de recovecos. El par hace referencia al número de golpes que un golfista necesita dar para jugar un hoyo en particular.

Muchos campos tienen, en total, un par de 72, que consta de diez pares 4 (40), cuatro pares 3 (12) y cuatro pares 5 (20). Sin embargo, hay campos en España que tienen pares que van de los 69 a los 74.

Una de las razones que hacen de este deporte una actividad tan divertida es que el terreno de juego nunca es el mismo.

 

 

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