Ha sido una única anotación sobre una tarjeta que pretendía terminar impoluta. Después de trece hoyos buscando el birdie, y donde los pares parecían no tener fin, el temido número para los más supersticiosos se cruzaba en el camino del madrileño para aguarle la fiesta.
Ha sido una única anotación sobre una tarjeta que pretendía terminar impoluta. Después de trece hoyos buscando el birdie, y donde los pares parecían no tener fin, el temido número para los más supersticiosos se cruzaba en el camino del madrileño para aguarle la fiesta.
El único error del día, un bogey sobre el par 4 del hoyo 13, al que Gonzalo había llegado con su segundo golpe desde el tee, fue el fruto del ‘tripateo’ con el que completó el hoyo antes de recuperar la retahíla de pares con la que venía y que acabaría conduciéndole hasta el 18.
Su primera tarjeta sobre par (73) en Puerto Rico le hizo perder nada menos que veintisiete puestos en la clasificación para situarle sexagésimo quinto provisionalmente.
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